viernes, 30 de diciembre de 2011

Jara, el ´saltador´ de obstáculos



La vida de José Diego Jara Vidal (Murcia, 16 de noviembre de 1976) ha sido una constante lucha desde que con 17 años de edad, un automóvil le arrolló cuando conducía su motocicleta. Desde que le dieron por perdida su pierna izquierda hasta entonces, este ciclista que el pasado domingo se proclamó campeón del mundo adaptado –sufre una discapacidad del 39%– ha tenido que librar varias ‘batallas’ en su vida. La primera y más importante, la que libró para evitar que le amputaran la pierna. Cinco intervenciones quirúgicas, un trasplante, tres años con escayola y muchas, muchas horas de rehabilitación, le permitieron ‘recuperar’ la vida. Y por si no tenía bastante, cuando en 2003 decidió volver al ciclismo, su pasión cuando era niño, tuvo que emprender un largo proceso jurídico para que la UCI le reconociera su minusvalía y le dejara competir. Habituado como ya estaba a luchar contra las adversidades, recabó el apoyo del presidente –José Ramón Pardo Bernal– del club al que pertenece, Los Alcázares, así como de la Federación Española –Pepe Griñán– y de la Murciana –José López Tortosa y Joaquín López–. La cruzada emprendida tuvo su recompensa hace sólo unos meses. Y el premio ha sido el mayor que podía obtener: ser campeón del mundo de la ‘categoría reina’ del ciclismo adaptado, la C5, además de asegurarse el pasaporte para la Paralimpiada de Londres 2012.La vida de Jara dio un vuelco un Viernes Santo. De ser una promesa en el Gres de Nules, al hospital y a punto de perder una pierna: «Un coche me arrolló en San José de la Vega. Sufrí fractura de fémur, tibia, peroné y me seccioné el tendón de Aquiles. Tardaron 45 minutos en recogerme, perdí mucha sangre y a los trece días, como consecuencia de una fuerte infección, estuvieron a punto de cortarme la pierna», explica el flamante campeón mundial.El calvario no acabó ahí. Tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en cinco ocasiones porque «la tibia no pegaba y me tuvieron que quitar un hueso de la otra pierna». Y cuando parecía que estaba al final del túnel, una desgraciada caída en la sala de espera del hospital, provocó que tuviera que empezar otra vez prácticamente de cero. «Desde entonces sólo consigo dormir 4 o 5 horas diarias. Por las noches, debido a los fuertes dolores que sufría, me tenían que dar morfina. El Nolotil me lo tomaba por cajas y acabé destrozado psicológicamente. Fueron tres años escayolado, con muletas, pasando más tiempo en el hospital que en mi casa», recuerda el murciano, quien cada vez que salía del quirófano tenía que volver a aprender a caminar.Fueron cinco años en los que terminó por odiar el ciclismo pese a que todas sus amistades estaban en torno al deporte de las dos ruedas: «No quería ni ver las carreras y cuando iba lloraba como un crío», relata un murciano que el próximo mes de noviembre cumplirá 35 años de edad. Después de un largo proceso de recuperación y de encontrar, gracias a la mediación de su padre, un puesto de trabajo, Jara terminó por ceder a su pasión y regresó al ciclismo: «Empecé a coger la bicicleta de montaña y al final volvió a entrenarme con la de carretera. A los cinco meses volví a las carreras y en la primera de ellas, en 2003, entré llorando. Sólo verme compitiendo ya era un éxito, pero notaba que estaba limitado, que tenía que competir con gente con movilidad reducida, como es mi caso. Sólo me podía conformar con acabar», dice un deportista que descubrió el ciclismo adaptado –reservado a personas con discapacidad física y psíquica– «gracias a un chico que me enseñó el camino».Los triunfos no tardaron en llegar. En 2006 ganó dos medallas de oro y dos de plata entre pista y carretera en los Campeonatos de España. Los triunfos supusieron un acicate: «Por las mañanas trabajaba y por las tardes sólo hacía ciclismo, pero en 2007 sufrí otro jarro de agua fría cuando en el Mundial de Burdeos me tiraron para atrás. Decían que la lesión no era suficiente para competir en esa categoría. Lo dejé otra vez todo, estaba hundido, pero me lancé a otra batalla junto a mi entrenador para lograr que me permitieran competir», relata.Jara regresó en 2009 con las pilas cargadas, después de conseguir de nuevo la licencia. Pero aún quedaba otro obstáculo más por salvar. Pese a cambiar la reglamentación, fue desposeído del Campeonato de España que conquistó, entrando entonces en acción la Federación Murciana: «Me ayudaron en todo. Me hice un electromiograma y un estudio mecánico para demostrar que la pierna izquierda no desarrollaba la misma fuerza que la derecha. Y al final lo conseguí, el seleccionador me convocó para los Campeonatos del Mundo», donde ha conquistado una medalla de oro que le ha clasificado directamente para los Juegos Paralímpicos de Londres, convirtiendo al murciano en «un ciclista profesional, ya que ahora recibiré una beca que me permitirá prepararme durante todo el año», añade un joven que hace unos meses se quedó en el paro por culpa de la crisis: «Es como si me hubiera tocado la lotería, porque de estar en el paro he pasado a ser profesional. En cuestión de tres meses ha dado un giro mi vida», comenta Jara, quien sigue en una nube, en la que lo instalaron sus amigos y familiares cuando regresó de Dinamarca con el oro colgado del cuello y le esperaban a la puerta de su domicilio con banderas y petardos para celebrar que todo el sufrimiento, las horas en el hospital y en los despachos, han tenido su recompensa en Copenhague, donde su vida dio un vuelco

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